domingo, 17 de febrero de 2013

Orígenes del MARATÓN

Después de muchos meses de abandono vuelvo a las andadas con este post. Quizás sea por la emoción, o por los nervios, pero a tan sólo 10 días de mi segunda Maratón, empiezo a salirme del cuerpo...

Entre mis lecturas, últimamente muy salteadas y casi siempre a través del móvil, hay una que me tiene totalmente enganchado. Es "El Maratón: Puedes hacerlo" de Jeff Galloway.

El episodio que más me ha enganchado es en el que habla de los orígenes de esta prueba y sus curiosidades.

Como en toda leyenda y hechos históricos, existen multitud de versiones y variantes para lo que le pasó al corredor que cruzó en solitario el territorio griego para anunciar una inesperada victoria ateniense sobre las fuerzas persas en la batalla de Maratón.

El escritor lo cuenta así:

"Maratón es una llanura costera al norte de Grecia bañada por el sol y azotada por los vientos. Allí, en el año 490 a.C., el ejército ateniense derrotó a las tropas invasoras persas, superiores en número, en una de las batallas más importantes de la civilización occidental.

En el 507 a. C., los atenienses instaron al rey Darío I de Persia a formar una alianza contra su ciudad estado rival del norte, la militarista Esparta. A cambio, Atenas sería gobernada por Darío. Más tarde, el gobierno ateniense anuló el pacto, pero Darío siguió considerándose el dirigente legítimo de la ciudad.

Mas de dos siglos después,  la memoria histórica de este periodo fue transmitida por Herotodo y otros autores a través de relatos orales y escritos. No obstante,  aunque las investigaciones y excavaciones posteriores han demostrado que en la historia griega las narraciones tradicionales por lo general son fidedignas, los nombres y los detalles suelen ser confusos. Existen diferentes relatos sobre este episodio, pero en la mayoría de las versiones de la batalla aparece un fondo verdadero. Lo que sigue es mi propia interpretación de lo sucedido, una versión elaborada después de estudiar muchos relatos históricos distintos de la batalla de Maratón.

Cuando el comité de tres generales que estaba al mando de las fuerzas atenienses fue informando de la irrupción masiva de persas en Maratón decidió enviar un mensajero a Esparta para pedir ayuda. Pese a que Atenas y Esparta no tenían buenas relaciones, la segunda saldría beneficiada de una victoria ateniense. Sin esta victoria, los persas continuarían avanzando.

Los generales atenienses sabían que en esa situación se jugaban el todo por el todo. Si eran vencidos, los persas les matarían, saquearían y quemarían Atenas y tomarían a sus familias como esclavos. Los habitantes de Atenas habían forjado un plan para incendiar la ciudad en caso necesario a fin de privar a los persas del botín.

Los generales eligieron a un corredor del grupo de mensajeros griegos conocidos como HEMERODROMOI (hombres que corren todo el día) para que entregara un mensaje a Esparta.

Eran corredores profesionales de larga distancia que no competían, sino que ofrecían un medio de comunicación rápido por todo el país.

Estos especialistas en resistencia, que muy a menudo cruzaban distancias de más de un maratón en un día, sabían orientarse por difícil terreno griego, cubriendo enormes trayectos más rápidos que los caballos. De ellos no sólo se esperaba pues que entregaran las noticias, sino también que las interpretaran, que se fijaran en los aspectos clave y que regresaran con una respuesta acompañada de la descripción de la expresión facial y de la reacción del destinatario.

El mensajero enviado a Esparta probablemente fue Fidípides (existen diversas versiones de su nombre), y la distancia era de 236 kilómetros. Fidípides llegó a Esparta aproximadamente en un día y medio, un tiempo excelente en terreno accidentado.Se presentó ante los gobernantes espartanos para suplicar ayuda. Relativamente pronto le dieron la buena noticia de que Esparta enviaría tropas, pero, desgraciadamente, estaban celebrando un ritual comunitario y no podrían ir hasta al cabo de unos diez días.

Día y medio después, Fidípides estaba de vuelta en las colinas que dominaban Maratón e informaba a sus jefes. ¡Algo más de 400 kilómetros en menos de una semana!

Como imaginaban que los persas no esperarían diez días para atacar, los atenienses avanzaron hacia Maratón, donde acamparon y esperaron. Los persas también aguardaron. Parte de la estrategia persa era que sus aliados en Atenas instigaran una guerra civil para debilitar la ciudad; en unos pocos días embarcaron parte de sus fuerzas en naves y zarparon para Atenas.

Intuyendo una posibilidad de vencer, los atenienses idearon un innovador plan de batalla y atacaron a las tropas persas de Maratón con una delgada línea frontal. Los persas no tardaron en abrirse paso hacia el centro del campo de batalla, pensaron que habían vencido y empezaron a celebrarlo. De pronto, los griegos atacaron con sus mejores soldados formados en alas que avanzaban hacia el centro y rodearon a los persas. Tras perder su centro, y probablemente creyendo que se trataba de una fuerza sobrenatural, los persas huyeron. Para cuando alcanzaron los barcos ya habían perdido 6.400 hombres; los griegos solo tuvieron 192 bajas. Se considera que la batalla demostró la superioridad de las largas lanzas, las espadas y las corazas griegas sobre el armamento persa. (¡Pero también la estrategia fue superior!)

La historia nos dice que entonces Fidípides fue enviado de Maratón a Atenas para anunciar la victoria. Debía cubrir la distancia lo más rápidamente posible, ya que los atenienses iban a quemar la ciudad si la derrota parecía inminente. Fidípides corrió el trayecto de 40 kilómetros a Atenas y se desplomó tras pronunciar la inesperada pero ahora célebre palabra de la victoria: NENIKHKAMEN (pronunciado nenikékamen), o NIKE, que significa "hemos vencido". Atenas viviría, pero el exhausto (y tal vez herido) mensajero murió.

En los primeros juegos olímpicos modernos celebrados en Atenas en 1896 se propuso que la victoria de Fidípides fuera conmemorada en una carrera a pie desde la llanura de Maratón hasta el estadio olímpico de Atenas. La distancia desde la tumba, en el campo de batalla, hasta el estadio era de 40 kilómetros, y ésta continuó siendo la distancia oficial hasta los Juegos Olímpicos de Londres de 1908. El circuito de 40 kilómetros ya había sido medido y señalizado cuando la reina (Alejandra, la esposa de Eduardo VII) preguntó si podría presenciar la salida desde el palacio de Buckingham. El circuito fue ampliado casi 2 kilómetros para complacer la petición real, y la nueva distancia pasó a ser la oficial. El maratón actual es de 42,19 kilómetros. Es una de las dos pruebas que se han disputado siempre en los Juegos Olímpicos Modernos."

Me encanta conocer la etimología y los orígenes de lo que vivo y siento. Una historia ideal para llevarla a gala cuando crucemos la línea de meta de los 42.195 mts.

Vamoooossss!!!

DC